domingo, 5 de febrero de 2012

"Ya estoy aquí..."

Se acercó lentamente y descendió hacia ella, hasta que se acercó a su oído y le dijo, quizá con un tono incluso ligeramente taimado:

-Ya estoy aquí...

Despertó sin sorpresa de la duermevela en la que se encontraba sumida y giró un poco la cabeza, lo suficiente para poder contemplar su rostro. Una lagrima nació y rodó por su mejilla, la otra simplemente fue condenada a quedarse congelada en sus ojos.

A pesar que que habían transcurrido mas de 40 años desde la primera vez que se vieron el aquella, lejana ya, fiesta de cumpleaños, él aun conservaba aquella chispa picarona en su mirada. Aun no se explicaba como había podido aguantar tantos años sin escuchar aquella sugerente voz, que a pesar del tiempo seguía siendo tan sugerente como la primera vez que le susurró durante el eterno vals que atesoraba en su memoria.

Tras aquel forzado matrimonio, con el que sería su marido por mas de 50 años, la única solución que les había quedado era vivir en medio de un amor furtivo. Algo prohibido a los ojos de la iglesia, pero no de Dios. Ella lo sentía, no engañaba a su creencia, porque estuviera con el hombre al que amaba, lejos de lo que hacían otras mujeres, intentando llenar el vacío de sus amantes con distintos hombres, ella prefería condenarse con la persona a al que mas quería en el mundo. Tal vez acabaría en el infierno,compartiendo penas con Cleopatra o Penélope , pero no desistiría en lo que sentía, era demasiado fuerte.

Hoy su cansado y viejo cuerpo, le permitía la justa movilidad, como para poder volver a observar aquel hombre, el único que había poseído su cuerpo y su alma. Aunque era tan vieja, como para ya no sentir aquel deseo y la pasión del pasado, aun sentía aquel ardiente amor y aquella emoción que la inundaba siempre que lo volvía a ver.

-¿Que haces aquí, con una vieja como yo?- terminó la frase tosiendo ligeramente

-Vaya ¿aún no lo sabes?- poniendo los brazos en jarra, fingió un todo de sorpresa el joven de cabellos negros

-Deberías aprovechar el tiempo que tienes aquí, para disfrutarlo con una jovenzuela y no con una vieja pasa arrugada a la que ya le queda poco tiempo....

-Por eso mismo vengo, porque deseo estar con mi querida "pasa" -el retintín que imprimió al final, sorprendió a la mujer.

La memoria de ella no le estaba traicionando, era el mismo chico de sonrisa socarrona, perfil de estatua griega y ademanes alegres y burlescos. La sátira hecha personificación. Pero él no había?....

-Me gustaría que me permitieras estar contigo- se acerco a la mujer y se sentó junto a su lecho. Con mimo cogió una de las arrugadas manos de ella que contrastaban con las suyas, jóvenes y tersas.

Ella, simplemente sonrió llena de alegría, se sentía la mujer mas plena del mundo, como si se tratara de una quinceañera disfrutando de su primer amor.

Ella, cerró los ojos.
El, le acarició la mejilla.
Ella, exhaló su ultimo suspiro.
El, simplemente sonrió con alegría.

A su lado una joven de cabellos rubios y vestida de blanco miraba un tanto confusa.

-¿Ya esta?

-¿Como que ya esta?- él se giro con sorpresa

-¿Donde esta el infierno?- ella miraba a todos lados confusa

-¿No estabas tan convencida de ir al cielo?

La muchacha bajó la mirada y miro el cuerpo que había dejado atrás.

-No sientas pena, ya era la hora....ellos estarán bien....-intentó consolarla acariciándole el pelo

-¿Entonces todo a acabado?....-le miró con tristeza

-No – dijo tomando a la joven del mentón y dándole un beso-....todo acaba de comenzar....

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